Marem Ladson
Azul [EP]

Un EP íntimo que combina el folk moderno y el R&B más clásico con melodías pop.

Marem Ladson es una artista transversal. De las que viajan a través de los sonidos, adaptándose a cada estilo hasta convertirlo en algo propio. Puedes escuchar su álbum debut, y sentirlo como algo íntimo; y dejar pasar los años hasta llegar a su recién salido EP, Azul, y notar la expansión, el mundo, la amplitud.

El álbum abre con No Sentir Nada, que a su vez funciona como single, con un estilo interpretativo levemente alejado de esa ópera prima que comentábamos. Juega con un legato vocal muy marcado y un destiempo perfectamente coordinado; una suerte de estructura canon, a la que se van sumando instrumentos hasta alcanzar el clímax final, con toda la amplitud instrumental y vocal de la artista. Su bajo de inspiración R&B —que mantiene como una constante idiosincrásica a lo largo del EP—, junto con esos coros octavados, te hacen sentir como si estuvieras volviendo la vista hacia ese soul proverbial de los 60, pero pasado por un filtro de actualidad que le sienta como un guante. La española-estadounidense demuestra tener gran talento para las fusiones, hallando siempre un punto de confluencia entre dos o más lugares. 

Ladson, que esta vez se permite introducir dos temas en español —y varias estrofas en el resto de cortes—, juega con unas melodías que basan su estética sonora en el folk moderno, con esas armonías agradables al oído que casi te quieren recordar a Daughter o a Ex:Re. Con magnífico buen hacer, introduce unos sonidos sintetizados que adornan un conjunto de concepción minimalista, llevándote por un momento de la mano del mejor synthpop, mientras su voz juega con melodías pop de recuerdo fácil.

Perfecto para enfrentarse a él en buena compañía y atención plena para disfrutarlo en su totalidad —o al menos intentarlo, requiere varias escuchas para sacarle el jugo—, está lleno de matices de exquisito buen gusto, como ese trasteo que podemos escuchar en la guitarra que suena en Savior, que le aporta ese aire orgánico que tan bien le sienta a determinadas producciones de corte más íntimo.

Como decíamos, introduciéndose en un terreno más alejado de su debut, toma distancia con esas guitarras de Shades of Blue, y entra más en un lugar espiritual y atmosférico —esos compases finales de Fight que casi suenan a psicodelia sesentera—. Pero donde realmente podemos ver la evolución de esta artista única, es en el último corte del álbum. En Nothing Really Matters saca toda la artillería R&B, y suena como nunca. Frasea, corta, se recoge, explota. Instrumentado entre la electrónica y el clasicismo soul, es de esos temas que terminan y los vuelves a poner desde el comienzo, porque sientes que te has perdido algo grande que todavía no has descubierto.

Editado por Mont Ventoux, es un EP generacional, en el que convive el ayer y el hoy. Mientras juega con esos sonidos modernos y sintéticos, te deja de fondo la tranquilidad de lo conocido. Consigue alcanzar una simbiosis muy agradable que queda en el recuerdo e invita al tarareo constante. A su final, Marem Ladson te deja con ganas de más —apenas son 15 minutos de nueva música—, y preguntándote de cuántas cosas más será capaz.


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